martes, 19 de enero de 2016

NUTRICIÓN Y SISTEMA INMUNITARIO!!!!!!

Ciertos signos como herpes labiales, caída del cabello, dificultades en la cicatrización o dolores musculares sin causa aparente pueden ser resultado de una inmunosupresión de bajo grado. El estrés prolongado, dietas inadecuadas o descanso insuficiente pueden ser sus posibles causas. Un control en los hábitos y condiciones higiénico- sanitarias ( dieta equilibrada, ejercicio físico, descanso, control de estrés,...) puede ayudarnos a reforzar el sistema inmunológico que nos protege frente a bacterias, virus,...

NUTRIENTES IMPLICADOS EN EL SISTEMA INMUNE.
Según la EFSA (Autoridad europea de seguridad alimentaria) reconoce que algunas vitaminas y minerales participan en el correcto funcionamiento del sistema inmune y  entre ellas están:

Sin embargo, esto no significa que un aporte extra de los mismos mejore la inmunidad, ni que existan en la población deficiencias de estos nutrientes.
En el caso de la vitamina A, por ejemplo, una dieta equilibrada cubre los requerimentos del organismo. En el caso del cobre, por ejemplo, se establece que en la población europea no existe una ingesta inadecuada de cobre que conduzca a un mal funcionamiento del sistema inmune.
Ante una situación de clara deficiencia de un nutriente implicado en el sistema inmune, tomarlo puede tener un efecto en la respuesta inmune, pero la ingesta suplementaria no tiene ningún efecto si no existe ninguna deficiencia.
La suplementación con nutrientes específicos siempre debe ser revisada por un dietista-nutricionista, ya que los excesos de nutrientes son peligrosos.

RECOMENDACIONES HIGIÉNICO-DIETÉTICAS.
Aquí se incluyen todos los aspectos probados científicamente que mejoran la actuación de nuestro sistema inmune y mejora nuestra respuesta frente a las agresiones externas. Entre ellas están:
- Vacunación.
- Lactancia Materna.
- Higiene Personal.
- Cesación tabáquica y alcohólica.
- Evitar sedentarismo y mantener peso saludable.
- Control del estrés.
- Dormir 7-8 horas al día.
- Dieta saludable.

PROBIÓTICOS.
Son organismos vivos que, administrados por vía oral en las cantidades adecuadas, son beneficiosos para la salud del hospedador. Aunque sus beneficios son muy amplios, vamos a centrarnos en describir las funciones que estos probióticos pueden ejercer sobre el sistema inmune:
- Actividad sobre la modulación del sistema inmunitario: Son capaces de actuar sobre la inmunidad natural y adquirida. Pueden incluso proteger frente a infecciones y procesos de inflamación crónica como la enfermedad de Crohn. Las células epiteliales y las células del sistema inmune innato poseen receptores celulares capaces de discriminar entre la microbiota comensal y la patógena, induciendo la síntesis de distintos mediadores de la respuesta inmune innata como las citoquinas y favorecer respuestas adaptativas destinadas a combatir a los patógenos.
- Alergias: Existen una serie de procesos alérgicos ( dermatitis atópica, rinoconjuntivitis y asma) en los que se han demostrado que algunas cepas probióticas pueden mejorar la manifestación de los síntomas. En cuanto a la dermatitis atópica algunos estudios avalan el uso de Lactobacillus rhamnous GG, ya que administrado durante el embarazo reduce a la mitad la frecuencia de dermatitis atópica.
En cuanto a rinoconjuntivitis y asma algunas cepas de Bifidobacterium longum, Lactobacillus acidophilus y Lactobacillus casei han demostrado ser eficaces en algunos casos para reducir la severidad de los síntomas.
- Infecciones respiratorias: Algunas cepas de probióticos (como Lactobacillus) según algunos estudios podrían reducir la incidencia de afecciones respiratorias.
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                         Resultado de imagen de probioticos y alergias   

ALIMENTOS FUNCIONALES.
Son los alimentos que contienen algún nutriente o sustancia que, además de nutrir, proporciona un efecto beneficioso para la salud y, por tanto, una mejor calidad de vida. deben formar parte de la dieta y no como suplementos dietéticos. Los alimentos funcionales deben cumplir unos requisitos fundamentales para su denominación, desarrollo y comercialización que están regulados por la Unión Europea. Los alimentos funcionales pueden actuar a varios niveles:
- Modifican y equilibran la microflora del colon.
- Crean inmunidad a ciertos agentes patógenos y regulan el tránsito intestinal.
- Contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades en el sistema cardiovascular.
- Mejoran la resistencia a la insulina, proporcionan un rendimiento óptimo de la actividad física y mantienen el control del peso y la grasa muscular.
- Están implicados en el control de la toxicidad provocada por los contaminantes químicos presentes en los alimentos.
- Están recomendados en la mujer embarazada porque ayudan al desarrollo del feto y al crecimiento del bebé en los primeros años de vida.
Uno de los alimentos funcionales más conocidos y a los que se les atribuyen acciones sobre la inmunidad son los que aportan pro y prebióticos. Recordemos que para que un probiótico ejerza su acción beneficiosa sobre la salud:
+ Se debe consumir la cepa indicada y en la dosis adecuada para asegurar una correcta colonización del intestino. Este aporte solo es posible a través de complementos dietéticos y no de alimentos funcionales.
+ La bacteria debe mantenerse activa en el producto donde se incorpore. Hay que tener especial cuidado en el procesado, almacenamiento, etc...
+ Debe sobrevivir al paso por el tracto gastrointestinal. Aquí la protección de la bacteria a través de microencapsulados solo es posible en suplementos dietéticos.
+ El probiótico debe mantenerse funcionalmente activo en el intestino para ejercer su acción.

                            

ESTRÉS Y SISTEMA INMUNITARIO.
El estrés se produce cuando los episodios de la vida, ya sean físicos o psíquicos, superan nuestra capacidad para afrontarlos. Aunque esto puede afectar a todos los órganos y funciones orgánicas, sus efectos se concentran sobre el corazón y sistema cardiovascular, que se ve obligado a trabajar de forma forzada, y sobre el sistema inmunitario, que reduce su efectividad, lo que provoca una disminución en el sistema inmunitario.
Cortisol y estrés: Cuando existe una circunstancia que el organismo interpreta que es peligrosa, las glándulas suprarrenales secretan cortisol y esta hormona permite afrontar la situación de excepcionalidad. Pero si el estrés se cronifica en el tiempo los niveles de cortisol pueden provocar efectos perjudiciales en el sistema inmunitario, favoreciendo una mayor predisposición a enfermar.

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DIETA EQUILIBRADA.
La ingesta energética tiene una clara influencia en la actividad inmunológica, tanto por exceso como por defecto de calorías. El aporte excesivo de energía puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, por lo que los obesos presentan mayor incidencia de enfermedades infecciosas. Por otro lado, las personas desnutridas presentan un mayor riesgo de contraer infecciones. La reducción de la ingesta de grasas en la dieta resulta fundamental para controlar el peso y también para el óptimo funcionamiento del sistema inmunológico.
Conviene incluir en nuestra dieta pescado azul, frutos secos, aceite de oliva y girasol o soja para asegurar un aporte equilibrado de diferentes grasas esenciales para la salud.
Conviene consumir regularmente productos lácteos fermentados ( yogur, kéfir,...) que también contribuyen a aumentar las defensas inmunológicas.

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